Corrí los 42 kilómetros y me siento muy feliz por haber llegado a la meta. No hay forma de describir con palabras todo lo que se vive en esos kilómetros: la emoción de la partida, el dolor en las piernas en los últimos tramos, las dudas que aparecen en el camino… pero también la fuerza que uno descubre dentro, el impulso de la gente que te arenga durante toooda la ruta, y esa voz interior que te dice: “¡Sigue, no pares, que ya falta poco!”
Cada maratón es diferente, y esta también la disfruté un montón. Desde el 2018 empecé a correr, sin imaginar todo lo que este camino me regalaría de manera progresiva, y esa sensación de libertad que me atrapó desde el primer paso.
Muchas gracias a quienes me animan y me inspiran a seguir mejorando. Y vamos por más. Porque si el corazón sigue latiendo fuerte… los kilómetros también seguirán. ⭐️