Hay una fábula de Esopo llamada: La liebre y la tortuga. Te aseguro que la leíste o has escuchado de ella. Bueno, esta fábula tiene mucha relación con el título del artículo.
Fuente de imagen: Pensamientos y reflexiones.
En mi opinión, no hay que correr tan rápido con una liebre, a vista que hay cosas que merecen nuestro esfuerzo, perseverancia y dedicación. Corriendo apresurado... lo único que vamos a conseguir es cansarnos más rápido. Recuerda que “rápido” no es sinónimo de “mejor”.
La desventaja de hacer las cosas rápidas, radican en que se harán más veloces, por consecuencia, se disfrutarán menos. Una vez Steve Jobs dijo: “La calidad triunfa ante la cantidad”. Personalmente, Jobs tuvo razón, puesto que hacer las cosas con calma puede traer mayores beneficios. Citando un ejemplo, a la hora de ver un paisaje... cuando más tiempo le dedicas, más detalles observas, por ende, la apreciarás más.
Cuando lo bueno se hace lento, todo sabe mucho mejor. Una vez un profesor me dijo que cuando algo se hace con calma, se comenten menos errores. En cierta razón puede ser verídico lo que me dijo, debido a que la impaciencia nos hace descuidar la atención y nos topa con problemas.
Paso a paso es como alcanzarás algún día tu camino deseado. Cuando algo se hace lentamente, puede ser desde una actividad inmediata (escuchar, respirar, etcétera) a una actividad social (pasear, caminar…), cuando la realizas de manera lenta, esas acciones hacen que el tiempo se sienta más perceptible, por ende, sentirnos más vivos y mejores con nosotros mismos.
Una recomendación que da Richard Branson en conclusión a este tema: “No trates de correr más de la cuenta, si no quieres acabar mal parado”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario